Cuando estás en una relación, ¿entregas tu corazón o vendes tu alma?
Una relación siempre será de dos, pero ¿qué pasa cuando lo das todo a pesar a pesar de tu felicidad? Te enseñamos cómo no arrastrarte con tal de estar con una persona
Cuando estás en una relación, ¿entregas tu corazón o vendes tu alma?
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://wradio.com.mx/embed/audio/557/111RD380000000048746/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
México
La aceptación y el sentido de pertenencia son muy importantes para un desarrollo sano.
Pero quizá igual o más importante es el sentido de identidad; del Yo como ser completo que disfruta de la compañía y el amor de los suyos, pero que no siente que tenga que vender su alma a nadie para recibir un poco de aceptación.
Decía Nietzsche que “Ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo” y no puedo estar más de acuerdo con esto.
Aun así, hay quien siente tantos vacíos, tanta soledad o tiene un sentido de identidad tan frágil que necesita hacer lo que sea con tal de tener al menos alguien que le ofrezca un mediocre reflejo de quien en realidad es.
¿Qué es eso de entregar el corazón?
- Una relación entre dos personas involucra siempre una dosis de vulnerabilidad. Acercarse a otro emocionalmente es bajar en alguna medida nuestras defensas y abrir nuestro mundo interior.
- Entregar el corazón no significa entregar la llave que lo abre y que lo cierra (el control de nuestros sentimientos al otro); se refiere precisamente a las emociones que el corazón resguarda.
¿Qué es entregar el alma?
- Es entregar no sólo tus emociones, sino entregar tu identidad, renunciando a ti mismo por obtener algo del otro.
- Es la renuncia a sueños, proyectos, crecimiento personal e incluso a tu propia dignidad cuando permites, en un silencio cómplice, el maltrato progresivo de alguien a quien le has entregado el poder absoluto de ti.
- Es el “yo sin ti no soy nada”; es entregar tu vida, tus decisiones y tu voluntad a otra persona porque con eso crees que te amará más o al menos no se irá.
- Es abrirle tu casa al vampiro, que te promete y te seduce, pero que poco a poco te va robando la vida sin matarte, pero sí convirtiéndote en una especie de muerta en vida.
¿Pero que no el amor involucra entrega total e incondicional?
No en una relación sana. Si hablas de entrega total implica que cedes el control a otro. Si hablas de entrega incondicional, implica que no importa como te trate, tu corazón (emociones y sentimientos) y tu vida (identidad y dignidad) le pertenecen.
El amor sano se trata de un diálogo entre dos donde hay reciprocidad y respeto.
¿Cómo saber si estamos entregando el corazón o el alma?
En su libro “En el nombre del amor”, el Dr. Aaron Ben-Zeév, Prof, de filosofía de la Universidad de Hafia, nos explica 3 modelos de relaciones románticas:
Cuidado unilateral
- Es una relación donde uno se expande (el cuidado) y el otro se contrae (el cuidador).
- Se enfoca en el otro.
- Si me quiere, dónde está, lo que tengo que darle…
- Es el que es normal de padres a hijos. Los padres cuidan y procuran el bienestar del niño sin esperar que él haga lo mismo a cambio en ese momento. Pero entre adultos en igualdad de circunstancias, esta dinámica es insana porque genera un desequilibrio en la relación. “Yo te quiero y tú te dejas querer”.
- Con los distorsionados ideales de amor romántico prevalecientes en nuestra sociedad, este tipo de amor es el que suele verse de una mujer hacia un hombre cuando cuida y se sacrifica por la pareja. Involucra muy baja autoestima.
- En este tipo de amor, cuando es entre adultos, estás entregando el corazón y además el alma.
Fusión
- Es la renuncia a la autonomía, por lo que ambos como personas están contraídos.
- Es la propuesta de que deben pensar, opinar y hasta vestirse igual como prueba del amor que se tienen.
- Hay una necesidad, no un deseo, de estar juntos a tal grado que aseguran “no poder vivir el uno sin el otro”.
- Este modelo puede verse en las relaciones codependientes y en la ficción literaria del tipo Romeo y Julieta.
- Pueden parecer de buena autoestima, pero no son más que una muleta apoyada en otra muleta.
- Cualquiera pensaría que si dos personas se aman así, no tendría que haber problema porque eso es lo que les hace felices.
La realidad es que presenta varios problemas:
Es un amor utópico y fantasioso, porque por más que digan “tú y yo somos uno mismo”, no lo son. Aunque lo crean y hasta lo sientan.
El amor sano y la autonomía van de la mano. La fusión necesita no sólo entrega incondicional, sino la necesidad de saber lo que el otro piensa, siente y hace para asegurarse que la conexión “especial” sigue estando presente. Puede desarrollar ansiedad.
La ausencia o cambio en uno de los dos puede destruir a otro (incluso suicidio por decepción amorosa o ausencia del ser amado).
En este modelo ambos entregan corazón y alma; renuncian a ser quien son. O a veces hasta se puede matar o morir “en el nombre del amor”.
Diálogo
- Es una forma de expansión y crecimiento mutuo a través de la reciprocidad.
- Con el corazón hacen crecer su relación, pero con su alma cada uno sigue creciendo mientras van por el mismo camino.
- Además, ambos se alimentan de la relación, jamás se canibalizan para seguirse amando.
- Resguardan (no ocultan) su identidad y tienen una autoestima sólida.
- Hay una sensación de pertenencia.
- En este modelo hay un “nosotros” sin dejar de haber dos “Yo”.
- El “Yo” no aplasta al “nosotros”, pero el “nosotros” no devora al “Yo”
¿Cómo se hace eso? Amar desde el modelo del diálogo
Es amar desde la generosidad, donde puedes dar sin límites sin tener que darlo todo. Pero si tienes una autoestima baja o padeces ansiedad, el miedo te impedirá dar o darás todo con tal de no ser abandonado.
Para ser generoso se tiene que tener la confianza de que se dará, pero no se acabará entregando. Se dará, pero jamás terminarás vendiendo o vendiéndote a ningún precio.
Conclusión
- Cuida amar, pero no perderte en el amor.
- ¿Quién o cómo crees que van a quererte cuando decides entregarlo todo y ya no te queda nada que dar?
- ¿Quien ama o aprecia a un ser que se ha vaciado, que no tiene vida propia, que es si acaso el apéndice de alguien más?
- ¿Es demasiado tarde?
- Nunca para retomar tu vida en tus manos, para reclamar tu alma y tu dignidad. Para reencontrarte con tu autoestima empezando con un “Ya basta” y a partir de ahí actuar en consecuencia.
- ¿Tiene costos? ¿Me va a doler?
- Muy probablemente la respuesta a ambas preguntas es sí.
- Te dolerá por un tiempo, pero no te seguirá doliendo para toda la vida.
“Ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo”, Nietzsche.