BBMUNDO. Depresión Infantil, ¿cómo detectarla?
Sandra Schaffer, directora del Centro Psicoaprende, afirma que tu hijo nunca va decirte: "Mamá no quiero ir a la escuela porque estoy deprimido", razón por la cual debes estar atenta a sus cambios de ánimo
Descubre si tu hijo sufre depresión infantil
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México
El suicidio es la tercera causa principal de muerte en los jóvenes de 10-24 años de edad.
90% de los suicidios entre los adolescentes tenía una enfermedad mental diagnosticable, la depresión es la más común.
¿Qué es la depresión? Es un trastorno del estado de ánimo, que puede ser altamente incapacitante y que puede afectar a niños, adolescentes o adultos por igual.
Tomando en cuenta la falta de madurez emocional del niño y la falta de recursos cognitivos para manejar sus propias emociones y para tomar las decisiones para sentirse mejor, este trastorno puede interferir seriamente en su desarrollo.
La depresión infantil puede surgir a causa de:
Cambios importantes y por estrés como resultado de la pérdida de alguno de los padres o ambos
Un divorcio
Problemas familiares
Económicos
Problemas con los amigos
Dificultades escolares
Cambio de colegio entre otros.
¿Quiénes corren más riesgo?
Los niños que viven con mucha tensión, son muy sensibles, que han experimentado una pérdida familiar, que tienen desórdenes de la atención o de conducta, que presentan dificultades en el aprendizaje o un problema de salud mental o físico.
Cada niño es único, en su forma de ser, en su personalidad y en la manera de aceptar los cambios y retos que se le presentan en su vida.
Por lo tanto para sospechar que un niño tiene depresión es muy importante conocer muy bien al pequeño y saber reconocer qué es realmente normal en su comportamiento.
No hay que apresurarse a sacar conclusiones, los padres y maestros que son los que más tiempo pasan con él, deben estar atentos cuando se presentan algunos de los siguientes síntomas:
Se le nota triste en forma continua
Ha perdido interés por los juegos preferidos
Ha perdido interés por la escuela
Se le ve alejado de sus amigos y de la familia
Habla poco, su comunicación es limitada
Se aburre y se cansa con facilidad
Presenta menos energía que la usual y poca concentración
Esta irritable o demasiado sensible frente a pequeñas frustraciones
Presenta berrinches con más facilidad y frecuencia
Sensible hacia el fracaso y rechazo
Expresa baja autoestima, despreciándose a sí mismo
Elige finales tristes para sus cuentos o en sus historias
Se comporta de una manera agresiva
Se queja constantemente de dolores de cabeza o de estómago
Duerme demasiado o muy poco
Come demasiado o muy poco
Sufre una regresión como puede ser el orinarse cuando ya controlaba esfínteres o hablar como bebé.
Habla sobre escaparse de la casa o hacerse daño
Menciona no querer vivir